Un paseante aspirante a fracasar lo antes posible

El Destino quiso que de repente, que dos lecturas prendieran hace muchos años las teclas del ordenador y dieran a luz  este cuaderno de bitácora que es elpaseantesorprendido.blogpost.com

Nuestras vidas son como el mar, tornasolado, con mareas baja y altas, mar picada o fondo calmado, cambiantes y sorprendentes. Repletas de palabras, imágenes, silencios, inspiraciones fallidas, éxitos azarosos, pérdidas, olvidos, reencuentros, descubrimientos... Confuso o claro, sueño y pesadilla.

El reciente cambio de apariencia en el blog, más pálido, más escéptico, más sobrio, responde a una vuelta a los orígenes y a un no hay futuro. Me explico. Ya no paseo, no vagabundeo tanto, ahora camino y eso me hace más feliz. Respiro más ideas, me pregunto al contemplarme diminuto en la inmensidad de los bosques. Dudo y me refugio en la escritura.

Las lecturas a las que me refiero y que encendieron la chipa, son: Álvaro Campos, que vivió en Lisboa sin ejercer la profesión de ingeniero naval. Decadente, futurista, vanguardista y nihilista. Burgués y anti burgués, angustiado, refinado, impecable y snob. Arruinó el amor de Ophelia con Pessoa.

El otro referente junto a Baudelaire, flâneur de la modernidad, es el paseante humilde y sereno: Robert Wasler, al que dedico esta entrada. Walser es otro escritor caminante.

Solitario que tanta compañía nos hace con su microescritura. Que entendió que el futuro se nos escapa, nos engaña, y el pasado queda ya tan lejos o tan cerca.

Sin retorica ni pomposidad. Lejano de todos y de todo. Desaparecido, oculto tras sus escritos. Fuera de hora en sus gustos. Fuera de modas. Poeta de lo íntimo. Emboscado como Araujo, como Thoreau, rompedores de convenciones, alentadores de desobediencias y corsés sociales.

Benditos sean.

  Claudio Arrau Beethoven "Moonlight Sonata"


No soy nada.

Nunca seré nada.

No puedo querer ser nada.

Aparte de esto, tengo en mí todos los sueños del mundo. 

Álvaro Campos



De empleo en empleo. De oficina en oficina, sirviente de unos y de otros.

Cambia de dirección con mayor rapidez aún que de trabajo. Envía postales con remites que caducan antes de llegar a destino.

Zurich, Berna, Biel, Basilea, Stuttgart, Berlín...Frágiles nubes que alientan sus escritos.

Con su maleta saltando de habitación ajena a habitación prestada. Nunca en alquiler. Siempre ajeno. Nada que ate. 

Ilocalizable, surca el mapa a bordo de un globo ajeno a las rutas más surcadas.


Nómada perpetuo. Camina anda, en camino y soledad.

Soñador insomne, nadie repara en sus ausencias.

Uno que marchó, otro que vino y se fue...


Cada vez más desapasionado. Humillarse también es algo que pueda aprenderse.

Soberanamente libre, principescamente pobre.

Feliz en su caminar y escribir.

Apenas es nada, renuncia a ambicionar, para eso están otros.


Vivió enamorado de lo pequeño, y de lo muy exiguo.

Caminó entre nevadas y estaciones. Sintió en su pies el latir de la Belleza.

Su felicidad era tan sabia como poco glotona. Frugal.

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