Josep Pla







Imágenes capturadas del programa A fondo de Rtve ,emitido el 8-XII-1976



"La piel es lo más profundo que hay en el hombre" 
Paul Valery


Es imposible no reír, o sonreír escuchando hablar a Josep Plá ( (Palafrugell, 1897– Llufríu, 1981)), con sus casi 80 años a cuestas y su tabaco de liar entre sus dedos, contestando inteligente y socarronamente, al algunas veces demasiado correcto Joaquín Soler Serrano, en aquella Televisión Española en blanco y negro de 1976. Gracias a programas como este tenemos testimonio directo de una hora de duración de escritores, actores, compositores,...ya desaparecidos en muchos de los casos.

Los primeros minutos de la conversación son de una maestría admirable. Obra de arte del conversar por parte del payés aparentemente paleto, que sin embargo, no se jacta jamás de haber leído por aquellos años y diariamente, periódicos en cuatro lenguas, ni de haberse empapado noche tras noche de los pensamientos de Montaigne, Stendhal, Tolstoi, Chesterton, Joyce,... en sus propias lenguas. En las Españas de aquellos tiempos, pocos los leían, pues ni siquiera conocían su existencia.

Ponía los puntos sobre las ies, cuando explicaba  su manera de escribir: hacerse inteligible. Fumaba ,y mucho para esperar que llegase el adjetivo exacto que acompase al sustantivo. Desdeñaba la filigrana, resumía desde la claridad absoluta lo mas enrevesado que aquello que con parsimonia observaba. Al igual que Julio Camba, o Pio Baroja. El mismo fue la materia de su autobiografía y de su auto-ficción. No siempre certero en fechas y datos, pero si lo era en la manera de redactar y crear ese realismo poético que nunca abandonó, y también en sus análisis premonitorios. Ya hablaba de la little england (preludio del Brexit), de la inhabitabilidad de las grandes ciudades, de la comida rápida que ya intuía, de la situación nacionalista de la Cataluña burguesa, los estamentos improductivos ...

Corresponsal respetado y ya con larga experiencia en La Publicidad, La Veu de Catalunya, y El Sol, que junto a Manuel Chavez Nogales, y a Jordi Amat impregnaban de su excelente literatura las crónicas y reportajes de la Revolución de Asturias del 34. 

Animal climático, curtido en sus paseos por el campo por la tramontana, pensaba que la vida era poco más que saludados, conocidos y amigos. Comer un buen guiso casero, un whisky y no sentirse demasiado infeliz, sería un buen resumen de su concepto de existencia. Y fumar, como hacían Carlos Barral, o Miguel Delibes.

Contradictorio, así definiríamos a Pla. Cosmopolita, viajado como nadie: conoció medio mundo en el primer cuarto de siglo XX: vivió en la Rusia de la Revolución, asistió al Tratado de Versalles cuando se firmaba, siguió a los que iban junto a la marcha de Mussolini hacia Roma...Y en cambio con el paso de los años se transformó en localista,  conservador liberal, escéptico, pesimista que termina en su masía asilado de todo, alejado de aquellos viajes en petroleros, donde solo había tripulación y le dejaban un cuarto para poder fumar. Siempre se arrepentía de haberse ganado la vida escribiendo. Prefería haber sido un ingenuo trabajador de la tierra, sencillo y feliz. Un labriego. Pla fue toda su vida un individualista radical, que si algo defendió fue la libertad personal por encima de todas las cosas. No quiso que nunca, nadie le dijera como comportarse y que hacer. Para él el hombre es irredimible. Y cree que el mundo no es ni bueno no malo, es el que es. 

Su claridad, concisión y diversidad de temas, se reflejan en sus más de 32.000 páginas (escritas parece ser que con parsimonia...), en este maestro de vastísimas lecturas, volcadas con ironía finísima en en sus estoicas, y cínicas columnas de la revista Destino.

En cuanto a sus mujeres....ese es otro capítulo. Ahí es hijo de su tiempo, y por desgracia Pla en el campo de sus opiniones sobre el sexo femenino tiene fecha clara de caducidad. Ya caducaron sus opiniones hace tiempo. No fue un avanzado como lo fue en temas político-económicos

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