Clarice Lispector: Instantánea de una señora

A Felicidade - Vinícius De Moraes, Toquinho y Maria Creuza


Instantánea de una señora, de Chaya Pinkhasovna Lispector (Clarice Lispector)



Vivía en una pensión de la Rua Sao Clemente. Era voluminosa y olía como las gallinas cuando llegan medio crudas a la mesa. Tenía cinco dientes y la boca seca. Su reputación no había sido inventada: todavía hablaba francés cuando tenía la ocasión, aunque el otro también hablase portugués y prefiriese no ruborizarse con su propio acento.

La ausencia de saliva le quitaba cualquier volubilidad a su voz, le daba una contención. Había majestad en aquel gran volumen sostenido por unos pies minúsculos, en la potencia de sus cinco dientes, en los cabellos ralos que revoloteaban a la menor brisa (como un retrato de personas en el exilio). Pero llegó ese lunes por la mañana en el que ella, en vez de salir de su cuarto, llegó de la calle. Estaba limpia y con el cuello claro, sin ningún olor a gallina. Dijo que había pasado el domingo en casa de su hijo, donde se había quedado a pasar la noche. Llevaba un vestido negro de un satén ya gastado; en vez de ir a su cuarto para cambiarse de ropa y ser una persona de la pensión, se sentó en el salón y dijo que la familia era la base de la sociedad.

Se refirió de paso a un baño que había tomado en la confortable bañera de su nuera. Sentada durante horas junto al jarrón de la sala de estar -ojos húmedos, boca seca, con una conversación sólo adecuada a un ambiente invisible-, dejaba sin habla a los pensionistas en bata. Por la tarde se veía que los zapatos abotinados le apretaban los pies, pero siguió de visita, irguiendo la gran cabeza de profeta.

Cuando elogió la magnífica comida cotidiana de la casa de su hijo, sus ojos se cerraron de náusea. Se recogió, vomitó, rechazó la ayuda cuando llamaron a la puerta de su cuarto. A la hora de cenar apareció para tomar una taza de té, con las ojeras marrones, con el amplio vestido de estampado rameado y otra vez sin sostén. Lo que había de extraño era la piel más clara.

Los pensionistas evitaron mirarla. No habló con nadie, el Rey Lear. Estaba quieta, grande, despeinada, limpia. Había sido feliz inútilmente.



Clarice Lispector (Chechelnik; 10 de diciembre de 1920 - Río de Janeiro; 9 de diciembre de 1977) fue una escritora, periodista, exiliada ucraniana-brasileña de origen judío.

La elegante escritura de Clarice contiene ese misterio añadido de no saber que nos encontraremos a vuelta de página cuando avancemos en la lectura de los breves textos de este exquisito tomo de "sueltos" de C.Lispector. Rebuscó en todos los géneros literarios el mejor adjetivo para contar sus historias hasta alcanzar un estilo de gran ritmo y cadencia. Lo de menos en ocasiones es lo que nos cuenta. Lo de más es como convierte un pequeño relato en un poema, en una intriga, en un modernista relato cercano a lo irreal pero enormemente inserto en las personas y los objetos mas cercanos y reales. Hechizante, abstracta, misteriosa, su literatura, ella y sus personajes. Distante, viajera, enamorada del lápiz de labios, teclea la máquina de escribir con una mano, fumando con la otras. insomne siempre. 

Para no olvidar. (Crónicas y otros textos)

Traducción del portugués de Elena Losada

Libros del Tiempo Ediciones Siruela, 2007

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