Nuno Júdice delibera con George Winston

Autumn (1980)

Composed and performed by George Winston. 

Colors/Dance - 0:00

Woods - 10:24

Longing/Love - 17:09

Road - 25:57

Moon - 30:11

Sea - 37:53

Stars- 40:35


Se sienten los primeros fríos cayendo los copos de nieve en las cotas propias de diciembre. Más o menos se tiñen de blanco las cumbres de alrededor. Después, si templa, vendrán momentos de pisar nieve. Quizá para la semana de Navidades...ya veremos. Acabamos el mes con la pandemia mundial dándonos lecciones de vida. Ya veremos quienes las aprovechan y sacan consecuencias y se transforman. Sería tan provechoso que los arrogantes duden, los ruidosos callen, y los que se ven infinitos dejen de volar hacia el abismo. A punto de terminar estación, esperando aconteceres.


5 poemas inéditos de Nuno Júdice


OBSERVAÇÃO E ANÁLISE

um poema, encontro partículas de diversa ordem.

Algumas decorrem de antigas explosões

de sentimento, e com o tempo dissolveram-se

no meio de palavras que perderam o fulgor;


outras mantêm o brilho de um instante

primordial, aquele em que se formou o universo

do ser: são elas que captam a atenção de quem,

ao longo da leitura, se apercebe da verdade

que transparece por entre os versos. Assim,

quando analiso a forma desse poema que ouvi,

ponho de lado a técnica e o engenho com que

foi escrito e tento, acima de tudo, cristalizar

esse corpo que o inspirou, o rosto da amada,

a voz que transformou o que poderia ter sido

um encontro casual em algo que permanece

em cada sílaba, como se pudéssemos tocar

desse modo a substância do amor. Na realidade,

o que vemos aqui é algo tão simples como

a alquimia que converte em ouro o chumbo

afastando do olhar as partículas do efémero

para que se revele, no tubo de ensaio do poema,

a essência de um sentimento que parece eterno. 



Observación y análisis 

En un poema, encuentro partículas de diversa índole. 

Algunas provienen de antiguas exaltaciones

sentimentales, y con el tiempo se disolvieron

en medio de palabras que perdieron su fulgor;


otras conservan el brillo de un instante

primordial, aquel en que se formó el universo

del ser: ellas son las que captan la atención de quien,

durante la lectura, percibe la verdad

que se asoma entre los versos. Así,

cuando analizo la forma de ese poema que oí,

hago a un lado la técnica y la destreza con las que

fue escrito y trato, sobre todo, de fijar

ese cuerpo que lo inspiró, el rostro de la amada,

 voz que transformó lo que podría haber sido

un encuentro casual en algo que permanece

 cada sílaba, como si pudiéramos tocar

de ese modo la sustancia del amor. En realidad,

lo que vemos aquí es algo tan simple como

la alquimia que convierte en oro el plomo,

alejando de la mirada las partículas de lo efímero

para que se revele, en el tubo de ensayo del poema,

la esencia de un sentimiento que parece eterno. 


ENTREGA

Procuro a tua imagem nos espelhos

do meio-dia, nos campos em que os rebanhos

se perdem do pastor, nas horas que o sol fere

com as suas setas para que os minutos se soltem

das veias do tempo. E vens ao meu encontro,

com o teu vestido branco, com os teus colares

de pedra, com a tua pele suave como os nenúfares

que os cisnes desejam. Escavo com os dedos a espuma

indecisa da memória, e encontro a tua boca

húmida, os lábios de onde provei um néctar

de fonte, os olhos que o desejo abre nas manhãs

em que as aves se calam para que a tua voz

atravesse os corredores do amor. E é dentro de mim

que a tua imagem ganha a forma que as minhas mãos

percorreram. E é como se batesse à porta do corpo

que tu me abres, com o lento fogo que arde

no sabor de um abraço, para que eu te diga

que és a flor que nenhuma retórica sonhou. E

entrego-te o coração em que pulsam os sentidos

que partilhamos, os braços que acompanham

o ritmo da ânsia que nos une, o peito em que bate

o êxtase que nos envolve sob

o perfume do amor.


Entrega

Busco tu imagen en los espejos

del mediodía, en los campos donde los rebaños

se le pierden al pastor, en las horas en que el sol hiere

con sus flechas para que los minutos se suelten

de las venas del tiempo. Y vienes a mi encuentro,

con tu vestido blanco, con tus collares

de piedra, con tu piel suave como los nenúfares

que los cisnes anhelan. Excavo con los dedos la espuma

indecisa de la memoria, y encuentro tu boca

húmeda, los labios de donde surge un néctar

de fuente, los ojos que el deseo abre en las mañanas

cuando las aves se callan para que tu voz

atraviese los corredores del amor. Y dentro de mí

tu imagen toma la forma que mis manos

recorrieron. Y es como si tocara a la puerta del cuerpo

que tú me abres, con el lento fuego que arde

en el sabor de un abrazo, para que yo te diga

que eres la flor que ninguna retórica soñó. Y

te entrego el corazón donde se agitan los sentidos

que compartimos, los brazos que acompañan

el ritmo del ansia que nos une, el pecho donde late

el éxtasis que nos envuelve bajo

el perfume del amor.


AS SANTAS MÍSTICAS

Há mulheres resplandecentes sob o manto

que as esconde. Os seus corpos são brancos como o linho

áspero em que se deitam, e a sua pele é macia

quando o frio da manhã a percorre com as mãos

duras do inverno. Os cabelos negros soltam-se

ao longo das costas, e quando as vemos de frente

são a cortina que lhes esconde os seios. Essas mulheres

sentam-se no banco de pedra junto à vigia

de onde espreitam o mundo. Com os dedos

finos das suas mãos contam os dias que faltam

para o fim da sua eternidade. Quando rezam, de joelhos,

ferem os cotovelos na laje do corredor. Os lábios

murmuram a oração em que pedem a deus

que desça até junto dos seus rostos; e abraçam

a nuvem que se forma quando a humidade

se solta das suas bocas, quando respiram, e o vidro

se embacia para que elas olhem para dentro de si,

e não para fora, onde o céu escurece com as contas

da chuva. E espreito o fundo da sua alma, onde

se abre o caminho do êxtase que as possui.


Las santas místicas

Hay mujeres resplandecientes bajo el manto

que las oculta. Sus cuerpos son blancos como el lino

áspero en que se tienden, y su piel es suave

cuando el frío de la mañana la recorre con las manos

duras del invierno. Sus cabelleras negras se esparcen

a lo largo de la espalda, y cuando las vemos de frente

son la cortina que oculta sus senos. Esas mujeres

se sientan en una banca de piedra junto a la ventana

desde donde observan el mundo. Con los finos

dedos de sus manos cuentan los días que faltan

para el fin de su eternidad. Cuando rezan, arrodilladas,

se lastiman los codos en la piedra del corredor. Sus labios

murmuran la oración con la que piden a dios

que descienda al nivel de sus rostros; y abrazan

la nube que se forma cuando la humedad

se escapa de sus bocas, cuando respiran, y el vidrio

se empaña para que ellas miren dentro de sí,

y no hacia afuera, donde el cielo se oscurece con las razones

de la lluvia. Y observo el fondo de su alma, donde

se abre el camino del éxtasis que las posee.


 A SOMBRA

Era a primeira a atravessar o corredor,

abrindo as portas de par em par; e

a última a atravessá-lo, fechando todas

as portas atrás dela. Eu ouvia os seus passos

leves, de manhã, à espera que me abrisse

a porta; e ouvia-os, à noite, fechando a porta,

como se esperasse que eu adormecesse

à sua passagem. À luz fria da madrugada, o negro

da sua roupa brilhava; e à luz obscura

do candeeiro que tinha na mão, com a chama

a tremer enquanto se movia, o branco

dos seus cabelos brilhava sb o negro

lenço que os cobria. Nunca soube como se

chamava; nunca ouvi a sua voz. Mas hoje,

ao lembrá-la, sei que é ela que abre as portas

da minha memória, quando a sua sombra

me acorda; e é ela que as fecha, à noite,

como se a memória se pudesse fechar

à sua passagem.


La sombra

Era la primera en atravesar el corredor,

abriendo las puertas de par en par; y

la última en atravesarlo, cerrando todas

las puertas tras de sí. Oía yo sus pasos

leves, en la mañana, esperando que me abriera

la puerta; y los oía, en la noche, al cerrar la puerta,

como si esperara que yo me durmiera

cuando ella pasara. A la fría luz de la madrugada, lo negro

de su ropa brillaba; y a la oscura luz

de la vela que traía en la mano, con la llama

que temblaba a cada paso, lo blanco

de su cabello brillaba bajo el negro

lienzo que lo cubría. Nunca supe cómo se

llamaba; nunca oí su voz. Pero hoy,

al recordarla, sé que es ella quien abre las puertas

de mi memoria, cuando su sombra

me despierta; y es ella quien las cierra, en la noche,

como si la memoria se pudiera cerrar

ante su paso.


DE UM LADO PARA O OUTRO

Quando atravessava a rua para ir comprar

o pão, no supermercado, ela vinha em sentido contrário

já com o pão para o pequeno-almoço. Quer fosse

num dia de sol quer fosse num dia de chuva, quer fizesse

frio, quer estivesse calor, fazia o mesmo caminho

ao contrário do meu. Da minha janela, podia

vê-la a preparar o café, ou talvez fosse o chá,

e cortava o pão na tábua que eu via da minha janela,

tomando nota de cada gesto. E quando

acabava de comer e se ia embora, eu ficava

à espera do dia seguinte, para me cruzar

com ela, na rua, repetindo o horário de todos os dias

em que íamos em sentidos diferentes. Um dia,

porém, deixei de a ver; e a janela onde tomava comigo

o pequeno-almoço, sem saber que eu a acompanhava,

da minha janela oposta à sua, ficou vazia – e

desde aí, o meu pequeno-almoço em casa

ganhou um gosto a solidão.


 De un lado a otro

Cuando atravesaba la calle para ir a comprar

el pan, en el supermercado, ella venía en el sentido contrario,

ya con el pan para el desayuno. Fuera en

un día de sol, fuera en un día de lluvia; hiciera

frío, hiciera calor, ella recorría el mismo camino

contrario al mío. Desde mi ventana, podía

verla preparando el café, o tal vez fuera el té,

y partía el pan en la mesa que yo veía desde mi ventana,

observando cada gesto. Y cuando

acababa de comer y se iba, yo me quedaba

esperando el día siguiente, para cruzarme

con ella, en la calle, en el mismo horario de todos los días,

yendo ambos en sentidos diferentes. Un día,

sin embargo, dejé de verla; y la ventana donde tomaba conmigo

el desayuno, sin saber que yo la acompañaba,

en mi ventana frente a la suya, se quedó vacía – y

desde ahí, mi desayuno en casa

adquirió un sabor a soledad.

Tomado de la revista Golem.


Nuno Júdice nació en Mexilhoeira Grande, Algarve, el 29 de abril de 1949. Obtuvo su licenciatura en la Facultad de Letras de la Universidad de Lisboa y se doctoró en 1989 por la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad Nova de Lisboa, con una tesis sobre literatura medieval titulada El espacio del cuento en el texto medieval. Se incorporó en 1976 al cuadro docente de esta institución universitaria, y se jubiló en 2015. Su primero libro, La noción de poema, sale de las prensas en 1972. En los cuarenta años de actividad que se han seguido, su poesía completa ha sido colegida en dos ocasiones: en 1991 bajo el título Obra poética (1972-1985); y en 2001, en esta oportunidad teniendo por título Poesía reunida. 1997-2000. Su obra, que suma ya treinta títulos de poesía, ha sido traducida a diferentes lenguas –el francés, el español, el italiano, el inglés, el alemán o el neerlandés, entre otras. Además de poeta, Nuno Júdice es también novelista y dramaturgo. Viene desarrollando una labor continuada como traductor. Ha publicado diferentes trabajos sobre teoría de la literatura y literatura portuguesa. Es el actual director de la revista literaria Colóquio/Letras, de la ‘Fundación Calouste Gulbenkian’, función que ejerce desde 2009.



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