Tomas Tranströmer, pianista, poeta de la Naturaleza
De Tomas Tranströmer el poeta nórdico se pueden en estos días postreros de marzo, celebrar el aniversario de su nacimiento, y unos pocos días después recordar el día de su muerte. La poesía sueca y escandinava siguen siendo un caladero de emoción y de belleza al que hay que acudir, si uno gusta de éstas, continuamente.
Al igual que el cine, el teatro o la prosa de otros grandes creadores nórdicos, la naturaleza, la fe o ausencia de ella, la esperanza, el misterio de existir o misterio de Dios asoman entre sus traducciones al castellano. Las raíces de nuestros ancestros, la soledad y el amor son puntadas largas o cortas, hilvana, recorta, pespunta, como un hábil sastre que realiza un traje a medida de la historia que nos quiere susurrar al clarear cada despertar.
Nació en Estocolmo, Suecia, el 15 de abril de 1931.
Fue galardonado con el «Premio Nobel» de Literatura en 2011, según expresó la Academia Sueca:
“porque, a través de sus imágenes condensadas y translúcidas, nos da un acceso fresco a la realidad”
Murió en Estocolmo, el 26 de marzo de 2015, a los 83 años de edad.
«Los recuerdos me miran»
Una mañana de junio es muy temprano
Para despertar, pero tarde para dormir de nuevo.
Debo ir a la hierba que está llena
De recuerdos, que me siguen con la mirada.
No se ven, se mezclan completamente
Con el fondo, camaleones perfectos.
Tan cerca que los escucho respirar
A pesar que el canto de los pájaros es estridente.
«De marzo del 79»
Cansado de todos los que llegan con palabras, palabras, pero no lenguaje,
parto hacia la isla cubierta de nieve.
Lo salvaje no tiene palabras.
¡Las páginas no escritas se ensanchan en todas direcciones!
Me encuentro con huellas de pezuñas de corzo en la nieve.
Lenguaje, pero no palabras.
«Tormenta»
De pronto el viajero halla el viejo
gran roble, como un alce de piedra,
ancha copa en el cenizo fortín del
mar de septiembre.
Tormenta del norte. Tiempo de serbas
maduras. Despierto oye en la noche
las constelaciones estampadas
sobre el roble.
"Allegro"
Toco Haydn después de un día negro
y siento un sencillo calor en las manos.
Las teclas quieren. Golpean suaves martillos.
El tono es verde, vivaz y calmo.
El tono dice que hay libertad
y que alguien no paga impuesto al César.
Meto las manos en mis bolsillos Haydn
y finjo ser alguien que ve tranquilamente el mundo.
Izo la bandera Haydn -significa.
“No nos rendimos. Pero queremos paz”.
La música es una casa de cristal en la ladera donde vuelan las piedras, donde las piedras ruedan.
Y ruedan las piedras y la atraviesan
pero cada ventana queda intacta.
"Silencio"
Sigue tu camino, los enterraron…
Una nube se desliza frente el disco solar.
El hambre es un gran edificio
que se desplaza durante la noche.
En el cuarto se abre la jaula de un elevador—
una barra oscura apunta a las entrañas .
Flores en la fosa. Fanfarria y silencio.
Sigue tu camino, los enterraron…
La vajilla de plata sobrevive en inmensos enjambres
en las profundidades donde es negro el Atlántico.
Tomas Tranströmer
De: «Secretos del camino» – 1958
Recogido en «El cielo a medio hacer»
Traducción de Roberto Mascaró
Nórdica Libros, 2.010
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