Cogemos los puntos en el acto
Coger los puntos a las medias
remendar los calcetines de un país.
Remendar esta historia, que está desesperada, deshilachada.
Zurcida.
Dar la vuelta al calcetín milenario de las vidas cotidianas.
Para saber mirar a contraluz sus reveses apestando a tanta pena.
Volver a leer la cartilla por la tarde
tras la ventana viendo pasar la fantasmagoría grisácea
el miedo, la penuria, la delgadez de un futuro sin sustancia ni vitamina. Escuálido.
Avergonzado. Perdido. Rebelde. Torcido.
Salpimentado el cocido de la semana
escaso de ideas, repleto de berza y de patata.
Los huesos flotando en la helada estancia de la pota cociéndose a fuego lento.
Esa sopa de países, de mundos, de generaciones derrotadas
antiguas como el futuro y sedientas;
Muy sedientas de fe y faltas de hielo para mojar el gaznate.
Sueñan con la playa.
Con viajar para contarlo.
El arrobo de ser nómada.
Nada les sienta tan bien como la tristeza en sus ojos.
El inefable vuelco de una copa de vino.
El vino lo ha cambiado todo.
Brindis e inauguraciones. Brindis y despilfarro.
Trabaja por temporada. Horario sin medida.
El cansancio. Están cansados de todo. Hartos.
Mano de obra cualificada, (guapa y nacional), se necesita con jornadas de esclavo
a cambio de cobrar miserables salarios irreconciliables con el I.P.C. actual.
Temporalidad y servilismo.
¿Alguien da más?
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