Caminando bajo los cielos empedrados de mayo: transmitiéndonos la muerte
Les Gymnopédies de Satie, nº 3
The Departure. Michael Nyman. Gattaca
Son apenas niños.
Los que van a las guerras quiero deciros.
La mayoría con apenas 19, 20, 21 primaveras.
Van a jugar. Juegos de guerra. Los locos adultos ordenan desde sus atalayas.
Pasan de jugar en la PlayStation a lanzar misiles que matan.
Inocentes.
Frente a ellos hacen su oficio los corresponsales gráficos y reporteros
que hacen de su día a día un existir noble y valiente.
Escriben, capturan la guerra en carne viva.
En la suya y en la de los que la sufren.
El paroxismo de los guerreros es el corazón de las tinieblas africano.
Son los señores de la guerra capturando niñas para convertirlas
en esclavas sexuales. Sin razón alguna. Porqué sí.
Los miedos de la selvática noche repleta de machetes y aullidos y terror.
Ninguna tierra, ninguna idea, ninguna religión vale tanto dolor.
El dolor no es pequeño es real. Un dolor que ocupa toda el alma.
Nos lo llevan contando, mostrando, grabando.
Y parece que nos da igual. El mundo. Nuestro primer mundo sigue sin enterarse.
O el exceso de información, aletargue nuestra atención y a la vez el pensamiento.
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