Bilbao - New York - Bilbao de K.Uribe





Tengo tres libros entre manos, en esta semana de invierno en junio, durante este confinamiento.

Tengo unos Diarios del volcánico Lanzarote de José Saramago, que llegó desde la librería de libros ya leídos de Yolanda.

También estoy releyendo el mastodóntico libro sobre la Guerra Civil Española y el exilio de A. Muñoz Molina "La noche de los tiempos".

Y este de Kirmen Uribe que hoy traigo aquí. Una novela de trazos íntimos, de dibujos figurativos desdibujados y cubistas cuando la narración requiere del cubismo.
Almas que se encuentran en los bucles de los Tiempos y los callejones de la Historia.
La Historia pequeña, la de "las voces bajas" (como dice M. Rivas) las de los que de verdad escriben el existir de la Humanidad. No la de los libros de texto.

Un libro como su autor. Inquieto. Inquieto porque no deja de interesarle todo. Todo lo quiere meter en esta novela que es un mosaico de personas, lugares, pasados y futuros, azares y sueños. Recuerdos, viajes y mar. Aeropuertos, poemas y pintores.
Y lo consigue meter desordenadamente ordenado. Un perfecto mosaico.
Al leerlo me viene a la cabeza fragmentos de los días de Nevada de Atxaga, los poemas en prosa nacidos de dobleces de la realidad, silenciosos, cotidianos repletos de verdad (de muerte) a la manera de Carver. Azares que conducen a otros coincidentes como lograba el primer Auster.

   

 
1. Bilbao

 Los peces y los árboles se parecen.

     Se parecen en los anillos. Si hiciéramos un corte horizontal a un árbol veríamos sus anillos en el tronco. Un anillo por cada año transcurrido, es así como se sabe la edad del árbol. Los peces también tienen anillos pero en las escamas. Y al igual que sucede con los árboles, gracias a ellos sabemos cuántos años tiene el animal.

     Los peces nunca dejan de crecer. Nosotros no, nosotros menguamos a partir de la madurez. Nuestro crecimiento se detiene, y los huesos comienzan a juntarse. El cuerpo se encoge. Los peces, sin embargo, crecen hasta que se mueren. Más rápido cuando son jóvenes y, a partir de cierta edad, más lentamente, pero sin dejar nunca de crecer. Y por eso tienen anillos en las escamas.

     El anillo de los peces lo crea el invierno. El invierno es el tiempo durante el cual el pez come menos, y el hambre deja una marca oscura en sus escamas porque su crecimiento es menor durante esta época. Al contrario que en verano. Cuando los peces no pasan hambre, no queda ningún rastro en sus escamas.

     El anillo de los peces es microscópico, no se ve a primera vista, pero ahí está. Como si fuera una herida. Una herida que no ha cerrado bien.

     Y como los anillos de los peces, los momentos más difíciles van marcando nuestras vidas, hasta convertirse en medida de nuestro tiempo. Los días felices, al contrario, pasan deprisa, demasiado deprisa, y enseguida se desvanecen.

     Lo que para los peces es el invierno, para las personas es la pérdida. Las pérdidas  delimitan nuestro tiempo; el final de una relación, la muerte de un ser querido.

     Cada pérdida es un anillo oscuro en nuestro interior.




Kirmen Uribe Urbieta ( Ondárroa, Vizcaya, 5 de octubre de 1970)
    
Autor de poemas, narraciones, ensayos y teatro. Ha traducido al euskera poemas de  Raymond Carver,  Sylvia Plath,  Wislawa Szymborska  y Mahmud Darwix  entre otros, y ha participado en varios proyectos multimedia integrando poesía y música o las artes plásticas. Premio Nacional de la Crítica, sus poemas han sido han sido traducidos a varias lenguas y han aparecido en revistas literarias de prestigio como The New Yorker, Open City y Circunference.  Uribe se licenció en Filología Vasca en Vitoria y cursó estudios de posgrado de Literatura Comparada en Trento (Italia). Es autor de proyectos multimedia combinando literatura con diferentes disciplinas artísticas, en colaboración con músicos y artistas plásticos y audiovisuales.

Bilbao-New York-Bilbao

Seix Barral, Biblioetca Breve, 2009

Traducción del euskera por Ana Arregi


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