Los colores de nuestros recuerdos, de M. Pastoureu


Forbidden Colours, del compositor japones Ryuichi Sakamoto, forma parte de la película de
Nagisa Oshima Merry Christmas, Mr. Lawrence (1.983).
He elegido la versión de piano solo, aunque existe la vocal, cantada por David Sylvian.
El título de la canción está tomado de la novela de 1.953 del escritor japonés 
Yukio Mishima del mismo nombre. 

...“No sólo los resultados no varían de una década a otra, sino que son más o menos los mismos en todos los países de Europa, de Portugal a Polonia, de Grecia a Noruega. Ni el clima, ni la historia, ni la religión, ni las tradiciones culturales, ni aún menos los regímenes políticos ni los niveles de desarrollo económico parecen incidir en los colores que se prefieren o no gustan. El azul se halla siempre en cabeza ante el verde y el rojo, con el amarillo cerrando la marcha. Aún más sorprendente: esta clasificación de colores preferidos es la misma para hombres y mujeres, para todas las franjas de edad y para todas las categorías profesionales. Sólo los niños muestran algunas divergencias, al esgrimir una mayor preferencia por el rojo, que se coloca más o menos a la altura del azul, y por el amarillo, menos abandonado que en los adultos”..


Definir el color de modo unívoco es un ejercicio imposible.
Para las ciencias humanas, todo es cultural, estrechamente cultural....

Para la ciencia pura, lo que se graba sigue siendo color, medido en longitud de onda. Para las ciencias humanas, lo que se graba no es el color, sino luz: el color tan solo existe sin se percibe, es decir si se ve no sólo con los ojos sino también, y sobre todo, se aprehende y descodifica con la memoria, los conocimientos, la imaginación. Ya lo afirmaba Goethe en la tercera parte de su Farbenlehere, publicado en 1810, cuando planteaba la siguiente pregunta: "¿Un vestido rojo sigue siendo rojo cuando nadie lo mira?" El respondía negativamente a esta cuestión fundamental. Yo hago lo mismo.
Los colores del físico o del químico, pues, no son los del neurólogo o los del biólogo. Pero estos últimos tampoco son los del historiador, el sociólogo o el antropólogo. Para ellos - y de manera general para todas las ciencias humanas - el color se define y se estudia, para empezar, como hecho social. Más que la naturaleza, el pigmento, el ojo o el cerebro, es la sociedad quien "hace" el color, quien le otorga definición y sentido, quien declina sus códigos y sus valores, quien organiza sus prácticas y determina sus aportaciones.

.... 

Terminamos este mes de mayo confinados, con una deslumbrante tormenta al amanecer, repleta de truenos, relámpagos deslumbrantes, y una generosa lluvia densa y sonora.

Estos colores, sonidos, y aromas de la tierra mojada, con la tormenta de fondo, me lleva a los recuerdos infantiles del miedo a los truenos nocturnos,a cuando se "iba la luz" eléctrica y había que usar velas o linternas, y me invita a buscar entre los tomos de los estantes un libro atípico. Atípico por su humor dentro del ensayo, por el tema que aborda en un ensayo riguroso, con anécdotas personales que introducen el color y sus gamas. Atípico por cabalgar entre géneros: no es un ensayo al uso, no es divulgación científica no digerible, no son unas memorias, son un poco todo eso y mucho más.

El autor, es un medievalista enamorado de los colores, y ha conseguido hacer de esa pasión su oficio.Algo a lo que todos deberíamos aspirar. Y consigue con maestría, ahondar en las raíces históricas y en la evolución del uso de los colores en la sociedad. Su procedencia, las modas que han nacido ligadas a los ropajes. Desfilan personajes conocidos de la vida francesa del siglo XX, recuerdos infantiles jugosos y divertidos, desembocando siempre en una explicación erudita sobre el uso de algún color en la vida cotidiana: el color "verde administrativo"de las paredes de las escuelas parisinas, el naranja de las maquinas de golosinas en el metro de París, los colores de la equipación del árbitro de fútbol a lo largo de los tiempos,...  

Pastoureau recuerda repetidas veces que los colores primordiales en Occidente son el blanco, el negro, el rojo –estos tres fueron los fundamentales durante muchos siglos-, el verde, el amarillo y el azul, mientras que el naranja, el rosa, el violeta, el marrón y el gris están considerados como “semicolores” o colores de “segunda fila”.

Me cautivó enormemente la ultima parte del libro que bucea en la palabra y el color. Nos hace pensar sobre la etimología de la palabra color, en sus connotaciones en diferentes lenguas, y de la imposibilidad de definir qué es color.

Los colores de nuestros recuerdos
Traducción del francés de Laura Salas Rodríguez
272 páginas, Editorial Periférica, 2.017


Michel Pastoureau,nacido en París el 17 de junio de 1947 (72 años), es un historiador francés especializado en historia medieval, y conocido por sus estudios sobre el color.
Pastoureau estudió en la École Nationale des Chartes de archivos y bibliotecas, y se graduó en 1972 con una tesis sobre el bestiario heráldico en la Edad Media. Trabajó, como archivista y paleógrafo, en el departamento de monedas, medallas y antigüedades de la Biblioteca Nacional de Francia hasta 1982.

 Michel Pastoureau ha publicado numerosos libros, que incluyen varios trabajos incisivos sobre la historia de los colores —Azul: historia de un color; Negro; Diccionario de los colores; Breve historia de los colores.

También ha trabajado sobre símbolos, con El oso: historia de un rey destronado; o sobre el significado del santoral (Guía iconográfica de la Biblia y los santos). Destaca, pr encima de ellos, el extenso Una historia simbólica de la Edad Media occidental, que es el resultado de 30 años de enseñanza especializada.

También ha escrito sobre los caballeros de la Mesa Redonda y sobre emblemas y heráldica, así como sigilografía y numismática, donde una vez más encontramos una mirada sociológica


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