La gratitud, de Fermín Herrero

Ya trajimos aquí algún poema de Fermín Herrero ( Ausejo de la Sierra, 1963 ), poeta de la bella, fría y olvidada injustamente tierra soriana. 
Aunque afincado supongo, que por motivos laborales en Valladolid.

Poeta del campo, de cuidar el nido, de cantar lo de la tierra que nos cobija y acoge.

Un hombre de palabras olvidadas, curtido entre soles y heladas.

Poeta de techos altos, mirada amplia y ritmos de buey.

Confinado en torno a la poesía es sentirse en buena compañía.





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Mi padre bielda al compás del viento regañón
y mis ojos de niña castellana y feliz,
observan cómo, en una parte de la era,
el grano y la paja se van separando.

Los frutos de trigo, forman pequeños montículos.
La paja se extiende y vuela en el aire de siempre
mientras mi padre en agosto, voltea este tamo,
que forma una blanca y blanda colina.

La velocidad del viento, es ahora perfecta
por eso él puede beldar con el bieldo y su maña.
Y al terminar la faena, descubro su fondo:
el mismo donde permanecen las piedras.

Cuando lleguen las lluvias de otoño y de invierno,
volverán a crecer las hierbas pequeñas, ramplonas.
Yo no estaré en este lugar. Mi padre tampoco.
Su muerte en septiembre, vendrá con el aire.

Tendré que formar en mi vida otra parva
que después de trillar, tendré que beldar
y seguir viviendo, sin él





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