Flores nocturnas







La belleza dulce

de la Naturaleza.

Sin límite  alguno que estorbe

como la noche que devora la luz.


Los buenos días,

arrepentirse lo menos posible

de no echarse a volar entre inconscientes halcones.

Atarse los cordones

como sostener el alma

en la atmósfera que huele a pan recién cocido.


Regar de agua fresca del jardín mágico

el calor asfixiante de las noches de julio.


Dormir en la noche es someterse a la mortalidad.

Prolongar la vida

de siglo en siglo

bebiendo el néctar de la juventud efímera.


Evitando los lirios marchitos

los lobos hambrientos

los espejos que reflejan inermes ancianos 

desgastados por el peso de los inviernos.


El tesoro de la eternidad 

por encima corazones y almas fútiles.

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