Azules llegados de ultramar

Refugiados en el cuarto oscuro

apenas se perciben ecos del ruido atronador.


¡qué tranquilo se respira aquí dentro!


 Anuncian tormenta y nos sentimos a salvo.


El mundo nuestro (mucho más hermoso que el de verdad.), el alma interior

cabe en un cuenco de sales, agua oxigenada y vinagre.



Vinagre que abre las heridas

 de los que, aunque nos duela si queremos

ver lo que se nos oculta.


El gris que se revela en azul

y escuece en el hueco de las uñas


hablándonos de lo efímero del hecho de estar vivos.


Una gota de agua acecha con derramar los bordes de este mundo

ya muy ajeno


 muy limítrofe con las fronteras del miedo.


Es el presente continuo y desbocado,

frente al pasado pluscuamperfecto


tan rico en tierras sienas


lentos bermellones


y verdes primaveras.








Las fotografías pertenecen al Taller de Cianotipia, compartido presencialmente por blueprint
en Atentamente Papelería Atelier en el mes de abril.

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