Siempre hay un lugar dentro del sueño para ti
"...tu condición de muerta me permite escribirte con una libertad desconocida entre los vivos, la libertad absoluta de los que no se mueven, de los que han regresado al estado mineral...y siento que puedo comunicarte cualquier cosa, pedirte también cualquier cosa."
Menchu Gutierrez
«Si no entramos en detalles»
I
En el rincón de las noches
un sueño me atrapa
y en cada amanecer
antes de abrir los ojos
el último fantasma,
el espejo de siempre
tiene la misma apariencia:
la apariencia inconfundible y canosa de mi solitario padre.
No es mi padre
pero sí su rostro,
su voz tampoco resuena.
Se esfuma deprisa
como si la luz del sol pudiera dañarlo.
II
Una mañana de viento con los primeros albores
sorbiendo un café frío con una magdalena
saboreé a Proust
y en mi paladar dormido tomó cuerpo el sentido atroz de ya no existir.
El dejar de ser.
Amapolas, narcisos, lirios y una brizna de sol.
Surcando los tiempos
uno se asoma al abismo del dormir eterno.
Soñé tanto con tu sombra
que a veces parece que siempre está habitando mis desvelos
mis despertares
mi soñar profundo.
III
Eras todo esto:
el hombre de hojalata
el señor de las tinieblas (niebla, máscara, distancia)
y siempre tus prolongados silencios
tantos como las volutas de tus millones de cigarrillos;
malos humos de más de 80 años
batallando en el camino.
Caravanas de camellos
bajo el sol
te acompañan en los sueños;
caravanas inmensas de arena
de espejismos
y de abismos interminables.
Lacónico,
siempre esfinge trajeada y con corbata,
tras tus gafas de ironía.
Dosificabas sonrisas, pero abrazabas con ellas.
Madridista desde siempre.
Sentado sereno en tu butaca tapizada con estampados del pasado.
Ferozmente cansado, decidiste dormirte para no despertar nunca más.
Olvidando fuiste dejando este Reino. En paz.
Destino y soledad, escribió Cioran.
Seremos aire, agua, viento.
Unas Historias comienzan, y otras se terminan...
Un abrazo, Narciso.
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