¿Y qué es este nevar sin avisar e inesperado?
Un mundo hermoso y frágil
violento pero también despiadado.
Lo tenemos todo en contra.
El Tiempo y la Vida no piden permiso.
Irrumpen, no avisan, aparecen sin llamar.
Entran y se sientan a la mesa.
¿Y qué es este nevar
sin avisar e inesperado?
Soplándonos cosquillas en la nuca.
Empujándonos para que salgamos a fumar un cigarrillo
entre copos y humo de ventisca.
Cielos enormes, estrellados, tenebrosos, silenciosos.
Bajo esa inabarcable Nada, nosotros, los moradores
de un veloz instante perdido en ese Tiempo.
Ingenuos de nosotros intentando atapar la vida.
Elegía.
Nos pesan las piernas por lo tanto que luchamos.
Desconcertados.
Sin libertad para irse ni para elegir los instantes.
No nos pesa el dolor, nos pesan los obstáculos.
Descorazonados.
El vientre de la ballena
esconde a Gepetto
entre estertores y basura.
La caverna, el útero aislado del mundanal ruido.
La coreografía del mar meciendo al cachalote.
36.000 años antes de Cristo
La Cueva de Chauvet evocaba la realidad exterior
leones, caballos al galope, sangre en las paredes. Pigmentos.
Una noche eterna a la luz de la tea desprendiendo escenas de la Vida.
Sabemos poco de nosotros,
de los otros
del carnavalesco (canibalizo, si prefieren)
Estamos inventando todo el día,
somos animales lentos intentando no dejar al bailar caer nuestra máscara.
Cargamos con la maleta repleta de plagas y sequias,
repleta de azar y sueños,
evitando las ásperas cenizas
conquistando días y noches coloniales
componiendo golosinas mientras
el Imperio adormece.
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