Poeta y nombrador. Maese Fernando Beltrán






Es septiembre y llueve. Este enamorado de las palabras, Fernando, no las busca, las invoca y le salen al encuentro. Las atrae. Las recoge en su zurrón, las comparte, les da forma, las apila y las mima.

  A Fernando no le da miedo hablar bien, pronunciar, saborear cada fonema, respirar cada silaba. No transita por ese pasillo estrecho del lenguaje empobrecido. Lo ensancha con acepciones olvidadas, sinónimos arrinconados, muletillas de malos toreros que olvidaron pronto que arrimarse es arte y jugársela cada día. Beltrán se la juega cada día con nuevos poemas, nuevos constructos, nuevos rebrincos. 

 El Aula de las Metáforas, es un Palacio. Como lo fueron siempre las salas de cine añubladas, aquellas con el sabor dulce del tazón de natillas recién hechas, y ambiente de misterio, recordándonos estar en un espacio sagrado, construido sólo para nosotros. Un hogar acogedor, repleto de poemas que resuenan entre las repisas de sus alcobas, donde reposan a la espera de que los habitantes se tumben con ellos, y les abracen, les miren a las comas, les restrieguen los puntos, les acaricien las tildes. Allí en Grao, habita el silencio, la palabra bien declamada, la calma de la sala de lectura, rebosante de buena literatura, de poemas que perviven a pandemias, a virus, a muertes, a décadas de olvidos, dolores, enfermedad, y hojas de calendario arrancadas y quemadas en la chimeneas del invierno.

Al poeta asturiano le sirven todas las palabras que le sobran al mimo. Las usa, hace malabarismos con ellas, las encaja en las cajas de texto de sus plaquettes  como miniaturas de diseño milimétrico.  


TACTO 

Nada será como antes.

La lluvia no será ya la lluvia,

será celebración aún más gozosa,

mirarla cómo cae traerá un milagro

de panes y de peces llegando desde el cielo

para empujar la flor, el trigo, la memoria

de tu cuerpo y mi cuerpo aquella tarde

que fue todas las tardes.


Las cosas no serán la misma cosa,

los árboles

no serán ya los árboles,

serán ahora un abrazo sin contagio

al alcance de todos, descubrirás

que su sombra es más sombra

y que incluso en invierno, ya sin hojas,

se ven todos los nidos con mayor nitidez,

vacíos, pero intactos.


Las cosas no serán la misma cosa,

las calles no serán ya las calles,

la alegre muchedumbre

será ahora una extraña pasajera

con su maleta a solas

aconteciendo a un mundo que no entiende,

y aunque la gente ocupe las aceras

tú las verás vacías, y hacia dentro

extraviadas quizás, preguntándote ellas

cómo se llega a ti.


Las cosas no serán la misma cosa,

las ventanas no serán ya ventanas,

las miradas no serán ya miradas,

no habrá aplausos sin lágrimas,

sin que llore mi cuerpo al recordar

con hiel agradecida

las manos que sin manos

se acercaban a mí,

no amaré ya jamás como allí amé

el tacto de aquel guante

con sus dedos de plástico.


Las cosas no serán la misma cosa,

la piel no será ya la piel

ni el desnudo el desnudo,

habrá que comenzar a desvestirse

por el botón del miedo, y al besarnos

quitada ya la ropa, aprender que había huecos

antes nunca tocados,

por fin seremos tacto,

recorrerá mi lengua muy despacio

la isla abandonada, estallaremos juntos

como si fuera un último deseo

cumplido cuando ya no crees en nada.


Las cosas no serán la misma cosa,

nosotros no seremos los mismos,

los otros no serán ya los otros,

el amor no será ya el amor,

será solo el amar, y será más.


No habrá piel, habrá carne

jugándose la vida


“Tacto” Pertenece a la serie de poemas que Fernando Beltrán escribió tras su ingreso hospitalario en Madrid, por Covid 19. 

Editado ahora en plaquette, cosida con hilo azul y con “guante” de Pep Carrió en su cubierta, el poema está dedicado a la enfermera Eva García Perea. 



 Fernando Beltrán, (Lloviedo, 1.956)

 Beltrán nació en Oviedo, en esa ciudad que recuerda a través de sus charcos, de sus gabardinas, sombreros y paraguas»  comentaba la profesora Carmen Jardón al recibir al poeta en el Instituto de Enseñanza Secundaria La Ería (Lloviedo) cursos atrás.

Poeta. Filólogo. Nombrador y experto en Identidad Corporativa.

Fundador de El Nombre de las Cosas en 1989, estudio pionero en España en la creación de naming y denominaciones para marcas.

Profesor del Instituto Europeo del Diseño y conferenciante en los principales foros internacionales de Imagen y Comunicación

Como escritor y poeta ha desarrollado una dilatada carrera literaria con más de quince libros publicados.

Creador del Aula de las Metáforas, Biblioteca Poética ubicada en la Casa de la Cultura de Grado (Asturias) entre sus queridos moscones.

Director de la revista "El hombre de la Calle"

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