Requiem, de R.M. Rilke
Réquiem por Wolf, Conde de Kalkreuth
...Todo lo que sucede lleva tal adelanto
a nuestra intención que jamás le damos alcance
ni experimentamos cómo surgió realmente.
No tengas vergüenza si a ti los muertos te rozan,
los otros muertos, aquellos que perseveraron
hasta el fin. ¿Pero qué es el fin, lo sabemos acaso?
Cambia tranquilo la mirada con ellos, como
es costumbre, y no temas que a ti nuestra tristeza
te abrume en exceso y llames la atención entre ellos.
Las grandes palabras, pronunciadas en los tiempos
cuando el suceder era aún visible, no solo son nuestras.
Rainer Maria Rilke (1875 – 1926)
Éstas lineas finales pertenecen al poema, compuesto los días 4 y 5 de noviembre de 1908 en París, y está dedicado a la memoria del poeta lírico Wolf Kalckreuth, nacido el 9 de junio de 1887 en Weimar, hijo del pintor Leopold, conde de Kalckreuth, y de la condesa Bertha de Kalckreuth y York de Wartenburg. Se suicidó en Cannstatt disparándose un tiro, el 9 de octubre de 1906, pocos días después de ingresar en el ejército como voluntario. De su obra póstuma, Insel Verlag publicó sus poemas (1908 y 1921) y sus traducciones de Verlaine (1906) y de Baudelaire (1907). Wolf compuso, sobre todo, admirables sonetos. Rilke no conoció personalmente a Wolf, pero supo de su trágico destino a través de Anton Kippenberg.
Réquiem por Wolf, Conde de Kalckreuth.
Traducción por Jaime Ferreiro Alemparte, en Antología Poética, Colección Austral.
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