Las pequeñas virtudes
Ha pasado la guerra y la gente ha visto derrumbarse muchas casas, y ahora ya no se siente segura en su casa como se sentía tranquila y segura antes. Hay algo de lo que no nos curamos, y pasarán los años y no nos curaremos nunca. Quizá tengamos otra vez una lámpara sobre la mesa, y un jarrón con flores y los retratos de nuestros seres queridos, pero ya no creemos en ninguna de estas cosas, porque una vez tuvimos que abandonarlas de repente o las buscamos entre los escombros.
Natalia Ginzburg
Las pequeñas virtudes.
Traducción de Celia Filipetto
Editorial Acantilado, 2002.
Natalia Ginzburg (Palermo, 1916 − Roma, 1991) es una de las voces más singulares de la literatura italiana del siglo XX.
Casi toda su obra es de una poética y sencillez en sus frases que resulta imposible no quedar prendado de sus cuentos, artículos, obras de teatro. Escarba en la realidad para detenerse, observar y ampliar algo nimio hasta convertirlo en único y valioso.
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