El tiempo que nos devora. Un día ya no hay vida

Sí, es posible que no crezcamos, que aunque nos hagamos viejos, sigamos siendo los niños de siempre. Nos recordamos como éramos y sentimos que somos los mismos. Nos convertimos en lo que somos, pero seguimos siendo lo que éramos, a pesar de los años. No cambiamos por voluntad propia. El tiempo nos convierte en viejos, pero nosotros no cambiamos”.

La invención de la soledad
Paul Auster
Editorial Anagrama, 1982
Traducción: Mª Eugenia Ciocchini


Comentarios

Entradas populares