Otoño en la memoria










Caminar con amigos.
Charlar, escuchar, mirar para ver el mundo con otros ojos.
Sin miedos.
Dejando que los silencios nos acompañen mientras miramos absortos nuestros alrededores.
Pisamos a buen paso, atentos a las sombras y a los rincones olvidados.

Agrandamos el espíritu y recobramos la intensidad,
gracias a todos aquellos que nos abren la mirada.
 Y entonces divisamos una parte del mundo que hasta ese momento 
a nosotros no nos había acariciado los tobillos.

Sentir sin cortapisas.
Nosotros en esta mañana
trazando nuevas rutas en mapas olvidados
trazados en la noche de los tiempos.

Reunión de  ignotos
que disfrutamos mientras buscamos en infinitos ratos libres
el rastro indeleble del polvo de estrellas.

Somos polvos de estrellas
con una mente, un alma y un corazón
que hay que utilizar mientras la velocidad de la luz
no nos alcance
y nos lleve al otro lado del cosmos.

Nosotros en la noche
como peces en un inmenso mar
repleto de recuerdos.

Somos memoria y no deberíamos olvidarlo.

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