Cierre de edición

 Fly Me to The Moon - Diana Panton



Felicidad no es euforia, no nos confundamos.



Circunspecto, y serio como solamente lo podían ser El Bosco, Buster y Samuel B.

era el espíritu de la noche, el que sobrevolaba la redacción en instante de 

oscuridad cerrada

cuando ya la primera edición está ya lista en máquinas 

asomando su cutis de tinta sobre el amanecer.


Pálido como los que trabajan desde hace años de noche.

Imbuido en la ironía y el silencio, 

caminaba elegante entre el humo de la pipa y el olor a café cargado del deber 

hacia uno mismo.

Clavando la mirada en los ojos de los hemipléjicos morales, susurraba:

" escriban más verdad y mientan menos"

Aromas de su mirarse al espejo. Coherencias crónicas.


Desmontó dogmas, cambió de lugar letras del teclado de Olivetti, apuntaló 

elogios, originó una época.

Fue el padrastro que nos espera la noche del baile de fin de Año a las doce,

era que que nos nombraba lo que nunca queríamos escuchar.

Tan necesario seguirle, como pasados los años asesinarlo.


Era la responsabilidad en persona cada mañana, untando de coherencia el 

croissant, 

era el arte hecho cordura con su original arquitectura de ideas,

era la pintura que chorrea derechos humanos al juntar cada palabra;

Fue el que miraba de frente los desafíos,

el que solo se sentaba a la mesa, cuando ya había guisado la columna diaria.

Representó la otredad, y esta desnorta a muchos, hiere a no pocos, 

exaspera a los etéreos.


Un día llegaron  a sus dedos mesopotámicos estúpidos dispositivos veloces.

Abundaron las mentiras, frontera entre tantas cosas.

En diciembre, mientras contemplaba nevar, se quedo mirando al aire azul

descolgó la gabardina (que desde tiempo ya era su sombra)  de la Luna que 

asomaba sobre la ventana abierta,

se apoyó en su bastón contra la amnesia  

y sin mirar a nadie se fue caminando hacia el presente.


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