El retrato encierra una historia


























 José Zamora Montero (1874-1953) inunda la planta baja del Palacio de Velarde en Oviedo. Sus retratos son de una fuerza que te para, te detiene, te abre una rendija y te lleva de la mano, te lleva a atrás y te invita a imaginar desde esa fuerza del instante detenido,  Y  vemos en la penumbra de la sala oscura, la fuerza de la vida suspendida en el segundo efímero de un disparo de una cámara minúscula, la fuerza de lo efímero del estar. Es el blanco y negro del rostro inmóvil ante la cámara que no impone, ante el fotógrafo amigo que se apropia de toda la vida en un segundo, en una fotografía lavada en agua eterna.

Zamora fue capataz de minas de la Real Compañía Asturiana de profesión pero con una riquísima y, hasta ahora, desconocida obra fotográfica a sus espaldas que será el objeto de la muestra titulada El fotógrafo que nunca existió.

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